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Mostrando entradas de junio, 2012

Purujosa-Beratón-Cueva de Agreda. Entre Aragón y Castilla, a la sombra del Moncayo

Ver mapa más grande Hoy os quiero proponer otra ruta motorizada, esta vez entre los pueblos de Purujosa, Beratón y Cueva de Agreda. En esta nueva ruta recorreremos tierras aragonesas y sorianas, pasando junto a los picos del Moncayo, en su vertiente soriana, y recorriendo un hermoso paraje de gran valor ambiental. La ruta comienza en el pintoresco pueblo de Purujosa (Comarca del Aranda). Purujosa, que fue fundado por gentes de origen bereber, se encuentra en una vertiginosa ladera que condiciona el trazado laberíntico de sus empinadas calles. Wikimedia Commons. Autor: Ramiro Adiego.    Tras esto tomaremos la CV-630 que discurre (ya desde poco antes de llegar a Purujosa) por el Parque Natural del Moncayo . Al entrar en tierras sorianas, la carretera (ahora SO-P-2106) comenzará, a la sombra de un frondoso bosque, una fuerte subida entre curvas alcanzando, finalmente, los 1386 metros de la pequeña población soriana de Beratón (Comarca del Moncayo). Wikimedia

La estación de tren de Malanquilla

La abandonada y triste estación de tren de Malanquilla forma parte de un gran proyecto ferroviario fallido, el eje ferroviario Santander –Mediterráneo (quizá algún día escriba algo sobre él). Pese a que ahora se ve abandonada, en ruinas y a puntito de desaparecer (¿será la próxima tormenta o aun aguantará unos años?), pese a todo eso, La estación de tren de Malanquilla contó con mucha vida hasta su cierre, junto con el resto de estaciones que jalonaban el abandonado tramo de vía entre Calatayud y Soria, en 1985 (puede que fuera un TER el ultimo tren que pasó por allí). Aun se puede ver, como en cualquier otra estación (hombre... igual en Delicias no está, pero mirad en cualquier estación pequeña), la indicación de altimetría (más de mil metros, casí ná!), el cartel identificador (MALANQUILLA) en cerámica, se puede intuir una sala de espera, los postes de las farolas en el andén... pero el balasto de sus vías está invadido por las zarzas, los espinos y las encinas (los “chaparros”